viernes, 8 de junio de 2012

Charles y Ray Eames, una pareja de diseño.






ikebana - Un arte ancestral


La curva que traza una hoja al mecerse en el viento, las ondas que se dibujan en un lago, la imponente belleza de una montaña recortada en el horizonte, todo esto y mucho más es Ikebana.
El arte del Ikebana aparece, en los templos budistas de Japón, hace más de quinientos años. Toman de los  monjes chinos la costumbre de realizar ofrendas florales a Buda y es durante mucho tiempo un arte reservado en exclusiva a los monjes, que no solo veían en esta actividad una manera de rendir culto a Buda, sino también un medio para plasmar la inmensa belleza de la naturaleza.




Poco a poco los templos que realizan estas obras de arte no son visitados solo por fervor religioso, sino que se acude a ellos también para admirar la belleza de sus arreglos florales. Como consecuencia de esta admiración popular nace la primera escuela, llamada Ikenobo (cabaña junto al lago) en el templo Shiunzan Chohoji (también conocido como Rokakudo) en Kioto.
En un primer momento son los nobles y cortesanos los que reciben clases, pero poco a poco se abren las puertas a todo aquel que desee explorar ese nuevo arte. Con el tiempo comienzan a aparecer otras muchas escuelas representando cada una de ellas una sensibilidad y expresión distinta, enriqueciendo así aun más el mundo del Ikebana.




Otro suceso marca su historia y es la llegada a Japón, proveniente de china del Zen, corriente del budismo, que se vale de una serie de caminos (Do) para alcanzar la iluminación (Satori). Nace así el Kado, camino de la flor, que toma el Ikebana como medio para llegar al conocimiento absoluto. El Kado no es una religión, es una filosofía que nos muestra una forma de vida más abierta y consciente de todo lo que nos rodea, que nos enseña a vaciar nuestra mente y dejar así que la belleza nos inunde y fluya hacia nuestras creaciones.




El Kado no solo influye en la manera de hacer Ikebana, más intuitiva y menos formal, también es el germen de alguno de los estilos más representativos y bellos de este milenario arte.
El Ikebana sale pues de los templos y se convierte en un medio de expresión artística que toma como material para realizar sus obras elementos naturales, y como fuente de continua inspiración la propia naturaleza. Todo aquel que desee realizar bellos ikebanas tendrá que ser un constante observador de la naturaleza y deberá adquirir ademas un profundo conocimiento de los elementos naturales que serán sus herramientas de trabajo, las más hermosas y delicadas que se pueden encontrar.




Texto y fotografías extraídas de Asociación Kado.
Ikebanas realizados por Concepción Serrano.
Fotógrafo Tomas Serrano